jueves, 7 de julio de 2016

Tan cerca y tan lejos.

Con frecuencia desvío mi camino del trabajo a casa para pasar por delante del que, muy pronto, será mi nuevo hogar, me muero de ganas de entrar, pero aún no puedo.
Ya más cerca de casa, paso por delante de la tienda en la que hay el mueble que ya he comprado, pero aun no tengo. Ellos me lo guardan, y sigue en su escaparate. Me gusta verlo al pasar, quiero tenerlo ya.
Y este domingo, como tantos otros, le veré a él cuando quedemos como siempre para trabajar.
No dejo de pasar por delante de cosas que deseo, pero son solo una promesa.
Y de alguna estoy a punto de desistir.
Al menos por hoy.

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