martes, 15 de marzo de 2016

Actualizar, actualizar...

Esperar que llegue un email es como esperar la lluvia en el desierto.
Dicen que el agua no hierve si la miras, así que dejo de mirar el móvil.
Aguanto una hora y lo vuelvo a mirar, a lo mejor no recibo notificación por alguna razón que escapa a mi comprensión.
Pero no, no hay notificación porque no hay email.
Y si ya no recibo nunca ese email?
Y los nervios en el estómago son como las fallas en Valencia: molestas pero de colorines.

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